El docente de la Escuela de Fonoaudiología, Christian Espinoza, señala sobre el cuidado que "cuando nadamos en una piscina, nuestros oídos están expuestos a la entrada de bacterias, virus y hongos presentes en el agua, los cuales sumado a las altas temperaturas, generan un ambiente perfecto para la proliferación de infecciones y la aparición de las llamadas otitis externas".