Frente a una situación de incendio en un edificio, se debe considerar que el humo caliente sube y se aloja en el último piso. Susana Mayer, Directora de Carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos, indica que cuando se inhala el humo caliente, se seca todo el sistema respiratorio y que por eso hay que mojar una toalla, ponérsela en la cara y andar a ras del suelo, porque el calor que se siente es indescriptible.